Se trataba de realizar una limpieza general tanto interior como exterior de la Basílica que, tras muchos años de existencia, había acumulado gran cantidad de suciedad en su fachada e interiores.
La fachada era de piedra y presentaba un color muy apagado debido a los agentes contaminantes atmosféricos (principalmente humo de vehículos) y a las inclemencias meteorológicas (humedades, herrumbre…)
En el Altar hubo que realizar una limpieza a fondo del granito, que era su principal material estructural.
Las puertas de acceso eran de madera. Fueron decapadas y se dejaron preparadas para su posterior barnizado. Las escaleras de acceso, de granito, fueron tratadas para dejarlas con su aspecto original.
En las siguientes imágenes pueden observar distintas fases del proceso de restauración y limpieza, tanto en el exterior como en el interior de la Basílica.
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